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El día más triste que hasta ahora hemos pasado en familia.  
 
En la familia teníamos a mi querido abuelo llamado Gerardo, vivía en un corregimiento de caldas llamado Anserma; mi abuelo era muy querido por toda la familia, era un hombre muy feliz el cual nos enseñaba a ser muy fuertes, que todo era posible y por más daño que nos hicieran las personas, no podríamos tenerles rencor, siempre debemos perdonar.
 
Algunas veces él tenía unos episodios donde se ahogaba pero ninguno había sido tan grave, siempre mantenía su felicidad a pesar de esto; el día 7 de abril de 2019, mi madre se encontraba hablando con mi abuelo por videollamada y él se encontraba muy bien en ese momento, según los relatos de mi abuela ese día en la noche él dijo que se iba a recostar un momento porque se sentía mareado, cuando se dieron cuenta que el llevaba mucho rato dormido fueron a despertarlo y resulta que él estaba muy mal ,tenía otro episodio en el que se estaba ahogando y se lo llevaron de inmediato para el hospital. Allí tuvo un poco de mejoría y se quedó hospitalizado esa noche. En el transcurso de la madrugada alrededor de las 3:30am o 4:00am, tuvo otra vez el mismo episodio, pero esta vez mucho más fuerte, el cual le causó un paro respiratorio y lo declararon muerto a las 4:00am del día 8 de abril de 2019. Luego todos comenzaron a llamar a la mayoría de mis familiares, también nos llamaron a mi madre y a mí a las 4:30am; la llamada tenía como propósito avisarnos que él había muerto. 
 
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Esta fotografía es de autoría de la estudiante Valentina

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En ese momento yo sentí un vacío dentro de mí y no pude controlar las lágrimas, lloré demasiado, comencé a pensar como seria no volver a escucharlo, ni a verlo y que él no me siguiera alentando para ser una gran persona cada día. De inmediato organizamos todo para irnos a donde él se encontraba (en el corregimiento de caldas- Anserma), para ir a su velorio, y allí lo vi por última vez. 
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De ese día recuerdo el olor a las flores y el clima estaba muy frio, aunque no estaba lloviendo. Después de una larga noche en el velorio algunos fuimos a dormir para el otro día ir a su entierro; fuimos a una misa donde dijeron unas palabras muy hermosas y llegó la hora de ir al cementerio; en el preciso momento que entramos al cementerio para enterrar a mi abuelo comenzó a llover muy fuerte, luego salimos del cementerio y ocurrió algo muy raro, comenzó a salir un sol muy fuerte después de la fuerte lluvia, ese mismo día en la tarde volvimos a Medellín todos demasiado tristes. Hasta el día de hoy todavía me pongo muy triste cuando pienso en mi abuelo, pero luego recuerdo las enseñanzas que él nos dejó, gracias a él pude hacer un gran cambio en mi vida.    
-Valentina Álvarez González
10°1
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La esperanza en un hospital  
 
Desde muy pequeños vemos los hospitales como algo malo, o un lugar el cual solo trae tristeza, pero mi caso es totalmente lo contrario, cada que entraba a un hospital o iba alguna cita médica llegaba con una esperanza y con una felicidad, pero más que todo con ansias de buenas noticias.  
 
Mi proceso empezó a los 2 años cuando mi mamá notó algo raro en mis rodillas, pensaron que no era nada grave pero mientras más crecía más turbia se ponía la situación, al cabo de poco tiempo mis piernas se torcieron como un arco y esto dificultaba mucho mi movilidad, mis padres tomaron cartas en el asunto y empezaron a ir de médico en médico, de cirujano en cirujano y me diagnosticaron displacía epifisiaria, el pronóstico no se veía para nada alentador, pero dos años y una demanda a la  EPS después me encontraba yo en Bogotá a mis 4 años lista para mi primera cirugía, una cirugía bastante agresiva que corrigió mis piernas y rodillas en un 90%, recuerdo levantarme y sentir un mareo horrible y ver un montón de médicos y enfermeras encima, pero lo peor fue ver mis piernas totalmente inmovilizadas a lo que el médico dijo que tenía que estar así por un mes, un mes bastante difícil y aunque no me acuerdo de mucho, sé que no la pase muy bien, para ese entonces yo vivía en Armenia Quindío y me tocaba viajar bastante a Bogotá, pero lo logré, superé esa fase y un mes después me quitaron el vendaje y estaba lista para volver a caminar, fue increíble el hecho de poder moverme bien o ponerme un pantalón, claramente el médico le dijo a mi madre que esa no era mi última cirugía porque mientras fuera creciendo habría que hacer correcciones otra cosa que le dijo fue que no iba a quedar muy alta que lo más alta que podría quedar seria de 1,20 pero a comparación de cómo estaba eso no importaba  
 
Y aquí es donde viene la segunda parte de la historia, paso el tiempo y puede hacer mi vida completamente normal, mis papás y yo nos fuimos a vivir a Medellín y empecé todo mi proceso allá, hubo una época en donde empecé a crecer entonces me tocaba ir al médico cada mes y a si me mantenía en hospitales y en exámenes médicos etc.  
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Y a los 9 años ya estaba lista para mi segunda cirugía de corrección y básicamente la rutina era igual, hasta mi tercera y última cirugía del momento, ha sido un proceso médico bastante largo en donde a veces me sentía mal conmigo misma y otras veces me sentía bien de lo que había logrado. 
Hoy en día mi proceso aun no acaba, los médicos dicen que me tocara enfrentarme a dos cirugías más, pero me siento tan feliz de que todo ha salido tan bien y que el resultado es mejor de los que esperábamos, ya que, tengo una muy buena movilidad y a pesar de que soy muy pequeña pues crecí más de lo que esperaban los médicos .
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Me doy cuenta de que somos afortunados por que en mi experiencia por los hospitales me tocó ver gente con historias que parecían irreales, al fin y al cabo, lo importante es que aún tenemos la oportunidad de estar en este mundo que tiene cosas muy lindas por ofrecer.
-Sara Nikole Osorio Ramírez
10°2 
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